Con las fiestas de Navidad a la vuelta de la esquina, muchos/as de los que tenemos previsto organizar comidas o cenas en casa estamos ya pensando en el menú que vamos a ofrecer a nuestros invitados. Algunos/as incluso lo tenemos todo ya comprado (algo cada vez más frecuente y a todas luces aconsejable, teniendo en cuenta cómo se ponen luego los precios), pero conviene prestar cierta atención también a la presentación de la mesa. Y es que hay que tener presente la importancia que tiene la decoración de la mesa del comedor.
En las fotos que solemos ver sobre este tema suelen mostrarse mesas algo recargadas, más pensadas para ser fotografiadas que para darles un uso real y práctico. En este sentido, lo primero que hay que pensar son dos cosas: cuál es el menú y cuántos comensales habrá en total, ya que en función de ello podremos hacernos una idea aproximada de cuántos platos, cubiertos y vasos necesitaremos. Una vez valorado esto, ya podemos saber de qué espacio disponemos más o menos para el centro de mesa, objetos decorativos, etc., pero siempre dando prioridad a la comodidad de los comensales.
En cuanto al mantel, lo idóneo es optar por un mantel de tela, que se manchará, pero un día es un día. En este sentido, es preferible olvidarse del clásico hule de plástico que, si bien es más práctico y fácil de limpiar, le quitará cualquier atisbo de glamur al evento. ¿Y el color? Está claro que el rojo es un clásico y el color de la Navidad por antonomasia, pero casi es más preferible optar por un tono claro o directamente blanco para dar más protagonismo a los colores de la comida.
Respecto a las servilletas, lo ideal es que vayan a juego con el mantel tanto en material (insistimos, preferiblemente tela) como en color. Para dar un toque de estilo, podemos colocarlas sobre el plato dobladas o en forma de triángulo. En caso de ir a un lado, y a pesar de que existe cierto debate sobre ello, lo protocolario es colocarlas a la izquierda del plato.
El centro de mesa navideño es casi imprescindible, siempre que dispongamos de espacio para él, claro. Partiendo de un plato o recipiente que haga la función de base, ya sea de forma circular, ovalada, rectangular o cuadrada, las opciones para componerlo son numerosas: piñas, hojas de pino, arena, piedras, velas… ¿Nuestro consejo? Sé creativa/o y da rienda suelta a tu imaginación para formar un centro acorde a tu estilo y personalidad.