Optar por una pared de rayas es un recurso muy original y a la vez bastante usado en el mundo la decoración. Ya sean verticales u horizontales, anchas o delgadas, de color o blanco y negro, las rayas pueden cambiar la cara de espacio. Si estás pensando en pintar alguna habitación con rayas, antes de lanzarte a la piscina es recomendable tener en cuenta algunas cosas para que el resultado sea el mejor posible.
El papel pintado, tu mejor banco de pruebas
El papel pintado es la mejor forma de ver el resultado de una idea que tengas en mente sin tener que ‘comprometerte’ tanto como lo harías si pintaras la pared. Al igual que harías con un mueble auxiliar, puedes quitarlo enseguida si te no te gusta, cambiarlo cada poco tiempo o, en caso de que te guste mucho, dejarlo de forma indefinida. Además de ser un excelente banco de pruebas, el papel pintado vuelve a estar de moda.
Orientación de las rayas: importa (y mucho)
Piensa bien cuál quieres que sea la orientación de las rayas: ¿horizontal o vertical? Puede que no parezca algo importante, pero sí lo es, ya que cada orientación produce un efecto visual muy diferente. Las rayas verticales son ideales para estirar y aumentar entornos con techos bajos, lo que hace que la estancia parezca más alta de lo que es.
Por su parte, las rayas horizontales dan más amplitud visual a un espacio, ayudando a que este se vea más grande, ancho y profundo. ¿Cuál de estas sensaciones quieres provocar en tu caso con las rayas?
Grosor de las rayas: ¿buscas un ambiente moderno o clásico?
El grosor de las rayas también tiene mucha importancia en el efecto decorativo final. Las rayas finas son ideales para dar un toque más clásico, elegante y sofisticada a la decoración, mientras que las gruesas dan al ambiente un aire más moderno e informal, lo que las hace una opción recomendable para habitaciones juveniles.
El color de las rayas: la pregunta del millón
Este punto suele provocar más de un quebradero de cabeza, no solo por la inmensa variedad de colores disponibles, sino también por la gran variedad de combinaciones posibles. Las combinaciones más comunes son las rayas blancas y negras, las azules y blancas, las blancas y grises y las rosas y blancas. No obstante, hay muchas más posibilidades. Pero, ¿cómo saber cuál es la más adecuada? He ahí la pregunta del millón.
Lo importante es definir cuál será el estilo decorativo que quieres dar al espacio en cuestión. Si buscas una propuesta moderna, inclínate mejor por blancos, grises, amarillos y/o azules. Si prefieres algo más desenfadado, puedes atreverte con combinaciones tipo azul y amarillo o verde y rosa, por poner dos ejemplos. Si en cambio, prefieres algo más neutral, elegante y sofisticado, las rayas en tonos claros y suaves, como el beige y el blanco, son una apuesta segura.
Asimismo, las rayas en tonos tierra como marrón, beige, rojo cerrado e incluso naranja quemado son perfectas para decoraciones de estilo rústico, mientras que para guarderías y espacios infantiles en general, es preferible apostar por paredes rayadas en tonos suaves y armónicos, como el amarillo, rosa, azul y verde, combinados con blanco.