El dormitorio es la estancia reservada para nuestro descanso tras el ajetreo de un largo día de trabajo y obligaciones, por lo que su correcta decoración adquiere mucha importancia en nuestro bienestar personal. Por ello, hoy queremos darte algunos consejos para sacarle el máximo partido.
Claves para ganar luz
Para disfrutar de un adecuado nivel de claridad, es recomendable colocar el cabecero de la cama frente a la entrada de la luz natural. Además, los tonos claros en las paredes y el mobiliario aumentan la luminosidad de la habitación, mientras que los espejos ayudarán a reflejar la luz, repartiéndola por toda la estancia. En cuanto a la luz artificial, apuesta por luces ambientales para obtener espacios acogedores y con personalidad.
Armarios integrados
Es preferible integrar armarios a medida para aprovechar al máximo el espacio o incluso, si es posible, habilitar un vestidor independiente (será suficiente con 4 m²) anexo a la habitación. Los armarios deberían tener una profundidad aproximada de 60 cm para cumplir con su cometido sin excederse de tamaño. En ellos podemos reservar los estantes altos para la ropa y complementos que usamos con menos frecuencia. También es aconsejable dividir los cajones en casilleros y guardar las prendas que más utilizamos (por ejemplo, las de ropa interior) cerca del cabecero de la cama.
Cada centímetro es importante
Si el espacio lo permite, podemos incluir en el dormitorio una pequeña zona de trabajo o un confortable rincón de lectura, aumentando así la funcionalidad de la estancia. Del mismo modo, para movernos cómodamente por la habitación, debemos dejar al menos 70 cm de espacio alrededor de la cama y otros 70 cm delante de los armarios si éstos tienen puertas abatibles.
Por otra parte, una mesilla de noche suele ocupar algo alrededor de 50 cm. Sin embargo, integrada en el cabecero, hará la misma función sin quitarnos espacio. En la misma línea, una clásica banqueta a los pies de la cama aporta a la estancia un alto valor decorativo, pero exige entre 40 y 50 cm más de longitud.
Colores cálidos
Por lo general, el dormitorio pide colores luminosos, matices del blanco o cremosos que aporten calidez. Asimismo, una base neutra en paredes, suelo y techo permitirá proyectar colores más dinámicos en piezas auxiliares y complementos.
En la ropa de cama, se recomienda optar por colores discretos y lisos que actúen como elemento de transición de los colores más dominantes de la estancia. En las alfombras, los colores claros añadirán armonía y tranquilidad al dormitorio, reduciendo el peso visual del mobiliario, especialmente si la madera es oscura.
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