No vamos a descubrir ahora que la decoración retro está más de moda que nunca, y no hay visos de que esta tendencia vaya a cambiar a corto, medio o incluso largo plazo. Porque resulta francamente difícil resistirse al encanto que normalmente tiene los muebles decapados por el natural paso de los años o por la aplicación, de forma voluntaria, de un efecto envejecido, oxidado, desconchado, etc.
He aquí el quid de la cuestión. ¿Es mejor restaurar un mueble antiguo o, por el contrario, comprar un mueble nuevo de estilo vintage? La respuesta es… depende. ¿Y de qué depende? Pues de hasta qué punto tengas motivación, conocimientos, aptitud y, por supuesto, tiempo para el bricolaje. Porque las tareas de restauración requieren de todo ello. Y es que estas cosas parecen muy fáciles y rápidas cuando vemos al entrañable Íñigo Segurola manos a la obra acompañado de la célebre sintonía de fondo de Bricomanía, pero no todos tenemos su talento innato para este tipo de tareas, ni su experiencia, ni sus herramientas…
A veces la realidad con la que nos encontramos es un poco distinta. Al menos en mi caso, después de una larga semana de trabajo, no es precisamente que me muera de ganas de dedicar el sábado y/o el domingo a restaurar un mueble. Y a veces no es solo cuestión de ganas, sino de tiempo, sobre todo si hay niños de por medio. Los/as que tenemos hijos de hasta cierta edad, no siempre disponemos del tiempo que requiere este tipo de tareas. Porque lo normal es que tengamos que acompañarlos a partidos de fútbol, baloncesto, judo o actividades extraescolares de fin de semana, ir con ellos de compras, llevarlos o traerlos de cualquier sitio o, simplemente, que queramos disfrutar con ellos del tiempo que no hemos podido compartir entre semana. Además, cuando por un motivo u otro he tenido tiempo para hacer este tipo de tareas, no se me han dado especialmente bien, y lo único que he conseguido ha sido ponerme de mal humor. Hay gente a la que el bricolaje le relaja, y es de admirar, pero no es mi caso 🙁
Por otro lado, conviene tener en cuenta el tema del presupuesto. Tendemos a pensar que es más económico restaurar un mueble que comprar uno ya envejecido, pero ojo con esto. Suma todos los gastos que puede llevarte la tarea de restauración: comprar un mueble para restaurar (si tienes que comprarlo), producto anticarcoma, masilla para reparar posibles golpes, bisagras nuevas (en caso de necesitarlas), barniz y aceite de restauración, pintura, herramientas… La suma de todas estas pequeñas cosas puede llegar a ser incluso más cara que la simple compra de un mueble antiguo ya terminado.
También es verdad que, más allá de la posible adquisición del mueble para restaurar, una vez adquiridos los productos y herramientas necesarios por primera vez, ya los tenemos para posteriores ocasiones, pero muchas veces, visto lo costoso de la operación, no volvemos a utilizarlos y, por lo tanto, no los amortizamos. Eso sí, hay gente que sí lo hará, como también la hay que disfruta y tiene tiempo y maña para el bricolaje, que no tiene que comprar prácticamente nada porque ya tiene el mueble antiguo, los productos y las herramientas, etc. Al final, todo depende de las circunstancias de cada uno/a, ¡faltaba más!