La decoración de la mesa de centro es siempre muy importante, ya que, como su propio nombre indica, esta mesa suele centrar buena parte de la atención del salón-comedor. Si bien cabe insistir una vez más en la premisa “todo es bueno, siempre que se haga con moderación”. Dicho de otro modo, se puede y casi se puede decir que se debe decorar la mesa, pero sin pasarse, a no ser que quieras que se convierta en una exposición de elementos sin ningún sentido.
Pero, ¿qué opciones tenemos para decorar la mesa de centro? Repasemos algunas:
Plantas/flores: decorar con plantas y flores es casi siempre una buena idea, ya que aportan un siempre agradecido toque de vida, color y frescura al ambiente, algo que es especialmente interesante en una estancia en la que solemos pasar mucho tiempo, como es la sala de estar.
Centro de mesa: los centros de mesa no están solo pensados para la mesa principal del comedor. También podemos usarlos para poner la guinda decorativa a la mesa de centro. Además, si tiene forma de recipiente, puedes colocar todo tipo de elementos en su interior: bolas decorativas, piedrecitas, pétalos, nueces… o, en definitiva, todo lo que se te ocurra.
Cajitas: aunque a priori pueda sonar un poco raro, las cajas son ideales para guardar pequeños objetos de uso frecuente que no quieras tener a la vista (el mando de la tele, mecheros, cerillas, etc.), sobre todo cuando recibas visitas.
Velas: apoyadas sobre su propia base o en el interior de un recipiente de cristal, las velas darán un toque de elegancia y romanticismo a la sala de estar. Eso sí, con medida. Lo recomendable es colocar una o, como máximo, dos.
Figuras decorativas: preferiblemente de baja altura y ubicadas no muy cerca del borde de la mesa, para evitar que caigan accidentalmente al suelo, una pequeña figura ornamental o un juego de dos o tres de ellas puede dar un aire de personalidad al mueble y a la estancia en general.
Libros: uno o dos libros estéticamente colocados encima de la mesa son una forma de mostrar tus gustos culturales a tus visitas, romper el hielo o incluso ofrecer a los invitados algo que leer mientras vas y vuelves de la cocina.
Recuerda que en la variedad está el gusto y que el límite, como siempre, lo determina únicamente tu imaginación. No lo dudes, ¡da rienda suelta a tu creatividad!