Mudarse de casa es una actividad intensa: no sólo por el trabajo físico que puede comportar, sino también por el esfuerzo de organización que hay que hacer y las implicaciones emocionales asociadas al cambio de entorno y reubicación de nuestra vida cotidiana. Pero, como se suele decir, los cambios son para mejor, así que, lo primero y más importante: ¡que no cunda el pánico! He aquí unos consejos prácticos para un apacible traslado a tu nuevo hogar.
- ¿Qué me llevo? Ya has escogido tu nueva casa, ya sabes cómo es, cuánto espacio tiene, qué estilo quieres darle, así que considera los muebles y electrodomésticos que posees y la cabida que puedan tener en tu nuevo hogar. Si debes deshacerte de algunos, piensa dónde los vas a guardar hasta que los hayas vendido o regalado.
- Como todo, esto es cuestión de tiempo. Trasladarse es en sí un proceso de cambio y, como todo proceso, tiene sus fases: (1) Seleccionar los muebles que vamos a llevarnos y los que deben ser vendidos, regalados o desechados; (2) Embalar y empaquetar en cajas lo que deba ser trasladado; (3) Contratar los servicios de una empresa de mudanzas o contar con el compromiso de amigos, familia, etc; (4) Pintar, reparar y limpiar la nueva casa; (5) Contratar o trasladar a tu nueva residencia los suministros de agua, luz, gas, etc; (6) Realizar el traslado; (7) Instalarse en casa.
- Hombre precavido vale por dos. Un traslado puede llevar mucho más tiempo del deseado, así que organiza temporalmente las fases anteriores. Primero, fija un día concreto para el traslado. Un mes antes de ese día, empieza a recopilar el material necesario para el embalaje (o pídelo a la empresa de mudanzas si la has contratado y ofrece este servicio); contacta con una empresa de mudanzas o alquiler de vehículos, si vas a usarlos, y comunica tu nueva dirección a bancos, médicos, compañías de seguro y otras instituciones oficiales. Dos semanas antes del traslado es buen momento para gestionar los servicios de luz, agua y gas, y también para transferir la cuenta bancaria al nuevo domicilio. Unos días antes del traslado, empieza a empaquetar lo que vayas a llevarte ¡Piensa que esto último siempre trae más trabajo de lo que parece!
- “Hola, quisiera contratar un servicio de mudanzas”. Si decides hacerlo, ten presentes las siguientes recomendaciones: (1) Empieza a seleccionar empresas de mudanzas con tiempo de antelación suficiente; (2) Solicita presupuesto: es importante que la empresa realice una visita a tu casa, para presupuestar y que el presupuesto se entregue por escrito (no por teléfono ni de cualquier otra forma verbal); (3) Exige que el presupuesto contenga tarifas de referencia y que en él se especifiquen todas las condiciones. Infórmate bien sobre qué servicios se incluyen en el presupuesto y cuáles quedan excluidos del mismo (embalaje de muebles y enseres, servicio de guardamuebles, retirada de residuos, fijación de muebles en la pared,… (4) No confíes en presupuestos excesivamente baratos y asegúrate, como mínimo, que la empresa dispone de seguro de responsabilidad civil; finalmente, (5) firma un contrato por escrito, que se adecúe al presupuesto y a las condiciones y servicios que en él se detallaban.
- “A empaquetar se ha dicho: pero… ¡cuántas cosas tengo!”. Eso es lo que suele pasar: acumulamos y acumulamos, es la tendencia a no soltar. Así que, ¡suéltate! El momento de empaquetar es idóneo para tirar todo lo que no necesitas: es una de esas cosas molestas que hay que hacer de vez en cuando. Lo más probable es que lo que no hayas utilizado el último año, no vuelva a ser utilizado. ¡Tíralo, regálalo o véndelo!
- ¿Dónde pongo qué? Los platos, mejor en cajas verticales. Las copas y vasos, de pie, en cajas preferentemente bajas y horizontales. Los libros y demás objetos pesados, en cajas pequeñas. Para la ropa, puedes utilizar bolsas de basura o cajas grandes, pero siempre combinando ropa voluminosa con ropa no voluminosa (la ropa, al fin, pesa más de lo que parece, así que si se utilizan cajas grandes, poner, por ejemplo, un edredón que ocupe la mitad de la caja y la otra mitad con ropa no voluminosa). La mejor manera de trasladar televisores, ordenadores y otros aparatos eléctricos, es envolverlos en mantas y atarlo con cuerdas.
- Ahora sí, a empaquetar se ha dicho. Empieza a empaquetar por lo que menos necesites, de modo que no lo eches de menos entre el empaquetado y el traslado. Organiza los objetos en cajas, identificando lo que contiene cada caja y el lugar de la casa en que deberá ser colocado (comedor, dormitorio, baño, cocina,…). Puedes numerar las cajas y hacer una lista aparte identificando el contenido de cada caja, o hacerlo directamente en la caja. En cualquier caso, es muy útil que el lugar dónde deba ser colocada la caja esté identificado en el embalaje.
- ¡Cuidado con eso! Pon el contenido frágil (bien protegido con toallas, ropa, papel, plástico-burbuja,…) en una caja clara y visiblemente etiquetada.
- ¡Allá vamos! Llega el día de la mudanza, que puede o no coincidir con el día del traslado definitivo. Cuando todo esté cargado, date una vuelta, tranquilamente, por tu vieja casa, para comprobar que no olvidas nada. Transporta por tu propia cuenta aquello que hayas seleccionado previamente (llaves, ropa y enseres de higiene para el primer día,…). Antes de que el personal de la mudanza se haya ido, comprueba que todo está descargado y en su lugar.
- Por fin, en casa. Ya estáis ahí, tú y tus cosas. El trabajo no ha terminado, pero ahora queda la parte más grata: vestir el nuevo hogar. Tómatelo sin prisa pero sin pausa. Vívelo y siéntelo: poner orden en algo nuevo es una bonita experiencia.