Está claro que quien tiene un jardín, tiene un tesoro. Un jardín nos permite salir a tomar el aire en cuestión de segundos cuando nos lo pida el cuerpo, despejar la mente, tomar el sol o simplemente echar un sueñecito mientras oímos el cantar de los pájaros. Pero no solo eso. Un jardín también multiplica las posibilidades decorativas de la casa. Y es que existe un sinfín de cosas que podemos hacer con un pequeño espacio ajardinado.
No obstante, como en todo, nuestras posibilidades pasarán por la cantidad de espacio del que dispongamos. Lo que no debería faltar nunca es un conjunto de mesa y sillas para exterior adaptado a las dimensiones de la zona en cuestión. Si el jardín es pequeño, del estilo de las casas adosadas, podemos optar por una mesa pequeñita con dos o cuatro sillas como máximo. En el caso del clásico jardín de chalé, podemos aventurarnos con una gran mesa rectangular, acompañándola de seis o hasta de ocho sillas. Ambas opciones nos permitirán disfrutar de agradables desayunos, comidas o cenas al aire libre.
El ‘pack básico’ de jardín se completa con las plantas, que si ya no deberían faltar nunca en interior, no digamos en exterior. Las plantas dan un agradecido y necesario toque de color, frescura y vida a la zona exterior de la casa, que sin ellas corre el riesgo de ser monopolizada por el verde, acompañada en el mejor de los casos por el casi siempre aburrido color del suelo de la terraza.
Pero como decimos, este pack básico puede ampliarse a medida que lo hace también el espacio disponible. A él podemos añadirle, por ejemplo, un pequeño banco para exterior (el mueble estrella de este año), una silla nido, un papasán o una hamaca. En el caso de esta última, no te preocupes si no tienes dos árboles o palmeras estratégicamente situados para colgarla como lo hacen en las películas, ya que actualmente existen soportes de hierro especialmente diseñados para poder disfrutar de su agradable balanceo en cualquier lugar.
Si además de un jardín grande, tienes piscina, las tumbonas son un elemento casi imprescindible para broncearte al sol tras un refrescante baño. Eso sí, si pretendes darles un uso más o menos frecuente, te recomendamos optar por modelos de primera calidad realizados en aluminio o madera de teca (material muy recomendable por su fantástica resistencia en exterior).
Paralelamente a todo ello, con un cenador o sombrilla de grandes dimensiones puedes crear una zona de sombra en la que resguardarte del sol durante las horas centrales del día. En esta zona puedes instalar unos sofás y una mesa de centro de exterior para formar tu particular rincón zen. También puedes hacer lo propio con unos palés, como ya te contamos en su día. Por último, puedes poner la guinda de oro con un reloj de pared para exterior, unas velas o unas figuras decorativas (las de Buda son perfectas para decorar las zonas zen).
El jardín, es en definitiva, todo un paraíso terrenal para los amantes de la decoración.