Las puertas son uno de los complementos más importantes de la casa, ya que además de ser necesarias en nuestro a día a día, forman parte inexorable de la personalidad del hogar. Elegir una puerta interior no es tarea fácil. Existen multitud de materiales, acabados y sistemas de apertura, por lo que escoger la opción que mejor se adapte a nuestra vivienda se convertirá en un apasionante reto decorativo.
En primer lugar debemos pensar si queremos una puerta hueca, chapada o maciza. Las huecas cuentan con dos chapas finas y enrejados interiores que les aportan cierta solidez. Son las más frágiles, pero a la vez las más económicas. Las chapadas, por su parte, están formadas por un núcleo aglomerado revestido con chapa de madera natural, y ofrecen más variedad de acabados. Las macizas son bastante similares a las chapadas, aunque resultan más resistentes y por lo tanto algo más caras. La solidez de una puerta también dependerá de su grosor, que debería estar entre los 3´5 y 4 cm para garantizar su resistencia y propiedades aislantes.
Respecto a la elección de la madera, en las puertas macizas se recomienda optar por especies como el roble -de gran resistencia a los golpes- o el pino. En las chapadas, además del roble, suelen emplearse también el cerezo, el haya, el ébano o el wengué.
En cuanto a la tipología de la puerta, las de apertura batiente son quizá las más cómodas, y se adaptan a casi cualquier estancia. Además, ofrecen aislamiento térmico y acústico, pero requieren al menos 70 cm de espacio para su apertura, lo que las hace poco recomendables para estancias pequeñas. En ese sentido, las puertas correderas y plegables resultan muy útiles para aprovechar mejor el espacio de una habitación, puesto que no ocupan más que el necesario para su apertura. Dentro de los diferentes modelos, hay desde sistemas simples de guía vista hasta modelos empotrados ocultos entre tabiques de obra o Pladur.
Las puertas acristaladas son muy prácticas para eliminar zonas de la casa que no poseen luz natural directa, aunque resultan más caras que las de madera. Podemos escoger entre varios tipos de cristales: transparentes, con grabados o matizados al ácido.
Por otra parte, la estandarización de las medidas en las puertas ha provocado que cada vez más se comercialicen modelos en kit o bloc, que además de la puerta, incluyen también su armazón para ajustarlo al marco existente, haciendo más rápida y económica su instalación.
En cuanto a los acabados, una de las opciones más prácticas son los modelos de madera maciza aceitados o encerados, así como los lacados, que gracias a su versatilidad pueden integrarse en diferentes entornos. El blanco suele ser la opción más elegida, aunque este revestimiento puede realizarse en cualquier color.
Por último, no hay duda de que los modelos lisos están de moda, resultando idóneos para los ambientes actuales. No obstante, los ambientes más clásicos aceptan mejor puertas con molduras, mientras que las macizas con relieves son las más recomendables para los entornos rústicos.